viernes, 10 de abril de 2009

Primer encuentro

Dolor. Eso era, me dolía le cuello, notaba dos puntos tirar d mi cuello, algo llamaba a mi cuello y el quería ir, lo ansiaba.
Que sensación tan extraña. Estaba sola, sin nada que hacer, mis amigas me habían abandonado huyendo cada a una a sus cosas y viajes, no tenía nada que hacer salvo ver la tele o leer y ya estaba harta de ambas, necesita hacer algo! Pero qué! Quería coger e irme de compras a algún lugar, comprar, comprar y comprar con ese dinero que yo no tenía pero ansiaba. Estaba sola y eso me deprimía sobre manera, no podía soportar los días encerrada sin nada que hacer! Además con las ganas que tenia de verlos a ellos y encajar, quería más que nada eso, encajar por fin. Pero mi cuello seguía doliendo, tirando de mí hacia algo, como si un imán lo llamase.
Qué cosa más extraña, pero no había nada que hacer así que decidí seguir el instinto y que mi cuello y sus llamadas me guiasen, y hacia donde lo hicieron, hacia mu ducha, corriendo me duche, me seque el pelo y lo recogí en un moño de esos que me hacia últimamente, según mi madre eso no parecía un moño, sino una maraña de pelos. Cogí mis lentillas y comencé a pintarme, no sé porqué pero decidí que mis ojos iban a ser negro, colocando encima esas gafas negras que me había comprado el día anterior y que no estaba muy segura de que me quedasen bien.
Corriendo baje a la parada y tome el bus a toda prisa, donde parar, no lo sabía, así que decidí que ya lo notaria, y en efecto mi cuello me llevaba, ¿a dónde?, no lo sé, pero lo seguí, bajándome en la misma parada de siempre y yendo al mismo lugar donde siempre quedábamos y donde toda mi ciudad quedaba, nunca me había gustado quedar allí, toda la gente te observaba a ver qué llevabas puesto y si eras guapa o fea, nada que a mí me horrorizase más que ser analizada.
Continué andado y mi cuello me llevó a una cafetería, había estado allí antes, me encantaba le lugar, con sus trastos viejos y preciosos, ese lugar le habría encantado a un amigo, al cual nunca tuve oportunidad de llevar. Entre sola, más miradas, y continúe por el pasillo hasta el fondo del lugar, y ahora qué; pedo un cappuccino y me deje llevar por la música, las risas y voces y el olor a tabaco y antigüedad del lugar, mi mirada vagaba de un lugar a otro, todo lleno de fotos antiguas, decididamente, me encantaba ese lugar, pero que hacia allí, mi cuello debía haberme respondido, era la primera vez o una de las pocas que seguía un impulso y quería ver que continuaba.
Cuando iba a irme alguien se sentó en mi mesa, sin preguntar ni nada, estaba a punto de irme de la mesa cuando mi cuello estalló, como si hubiera llegado al imán, a lo que me atraía, pero quien era él, porque claramente era un tipo, no sabía como por la gorra, sus pelos hacia el lado y la oscuridad de la mesa que yo había elegido, pero de algo sí que estaba clara, era un chico y no debería tener más de 22 o 23 años, es mas yo me inclinaba por los 18 o 19, quizás me confundiese, no era la primera vez que me equivocaba y me confundía con las edades, y mas con la de los chicos.
Así que se sentó, en esos momentos comenzó a sonar una canción, enseguida la reconocí, me encantaba y solía escucharla cuando como esa tarde, me sentía deprimida y sola. Comencé a balancearme al sol de la música, había olvidado por completo al chico que tenía enfrente, esa canción me transportaba a una época de amor y sueños, donde todo era posible, pero la magia se rompió cuando mi cuello decidió que no era el momento de seguir soñando y si de seguir con el impulso de aquel día.
Mientras la canción sonaba de fondo, y el abrió la boca, que diría, ah saber, tenia pintar de ser el típico chico guay, no solía soportarlos y los tenia marcados, aunque debía reconocer que ansiaba ser como él, no eso no, pertenecer a un grupo como al que el seguramente pertenecía, todos guapos, amigos y unidos, y todo ello acompañado de chicas guapas o sino con estilo, pero desde hacia unas semanas mi prototipo de esos chicos había comenzado a medio cambiar, pero no del todo.
"Ven"
Eso fue lo único que me dijo, como que fuese, ese que se creía, no pensaba seguirle, podría ser perfectamente una graciosa broma en la cual yo no quería formar parte, y mucho menos siendo yo el motivo de la burla.
Pero mi cuello me hizo levantarme, que estaba pasando aquí, me llamaba como lo hacia el canto de una sirena, y yo como una tonta lo seguí. Salimos por la puerta sin pagar, no había pagado! Pero para mi sorpresa me percate de que el camarero a la salida le devolvía dinero. Él había pagado.
En mi mente la canción continuaba, a donde íbamos, no lo sabía, solo sé que avanzábamos y que la canción había comenzado a callarse en mi mente, iba a cambiar, notaba el esto, que la música nos envolvía, como en una película y otra canción comenzó a sonar.
Está me lleno de alegría y me hizo colocarme a su lado y sonreír, que estaba haciendo, parecía una marioneta. La música sonaba y yo solo tenía ganas de bailar y saltar por medio de la calle, cantar a pleno pulmón. Jamás cantaría, lo hacía muy mal.
"Lo haces muy bien"
Su voz me asustó muchísimo, y no sé porque, le creí, pero como iba a cantar por la calle, aunque mi cuerpo gritaba que lo hiciera.
Íbamos por una calle donde no había nadie y comencé a cantar! Mi cuerpo se movía al ritmo de lo que yo solo escuchaba, ¿o el también lo hacía? Yod mi cuerpo se movía y yo cantaba, feliz y la gente me miraba, desde cuando había gente allí, antes no había nadie, o es que yo no los veía, las cosas eran muy raras, pero no podía pensar en eso, solo podía cantar: dancing in the moon light.
La gente me miró y sonrió, una loca cantando al lado de un chico que no hablaba nada, la escena seguro era muy graciosa, pero no a mis ojos, o si, no lo sabía.
Y de repente, él comenzó a cantar conmigo. Todo se lleno de color, éramos los dos juntos cantando, que estaba pasando, dos extraños cantando una canción que solo ellos dos escuchaban. Me encantaba, no quería despertar del sueño que tenia.
Seguimos caminando y cantando por una de las calles más concurridas de granada y la música cambiaba, ahora otra pero de hace mucho tiempo, nos acercábamos al lugar donde toda la gente de nuestra edad quedaba, y yo iba a entrar con un chico, que ya si me había fijado y no era nada feo, pero que no había conocido ni visto nunca, y para rematar cantando.
Entramos a la especie de plazoleta como si nada, allí había caras conocidas para mí, cosa que de vez en cuando me pasaba, saludaba o no, mi cuello me llevo a acercarme a él.
"Vamos"
Solo dijo eso otra vez y yo volví a seguirle, la sorpresa de la gente que había allí y me conocía fue enorme, entre otras porque no les salude y pase contando. Vaya mierda, o no, esto era un sueño fijo asique no tenia de que preocuparme.
Bajamos la calle casi al trote y seguimos y seguimos, a donde me llevaba no lo sabía, pero me encantaba y más cuando me cogía y los dos cantábamos juntos.
Que sueño más bonito
"Esto no es un sueño"
Esas fueron sus palabras y su aliento en mi cuello me proporciono una prueba más que suficiente de que era verdad.
"Uuppss"
Esa fue mi respuesta. Ya podía haberme salido otra cosa mejor. Continuamos corriendo y llegamos a un gran parque, como habíamos llegado allí tan rápido, y sin que yo muriera por el camino a causa de la carrera, cosa rara.
Seguíamos corriendo, pasando a la gente y esquivándola. Hasta que en un punto de golpe ambos paramos, a la vez, como si estuviésemos conectados, dos en uno.
Comenzamos a jugar, que era todo esto, por milésima vez me lo pregunte.
"Magia".
Esa fue su respuesta a mi pregunta mental, quien era él y porque todo esto
Ni yo lo sé, solo me dejo llevar
Había vuelto a responder, así que era posible que ninguno supiera porque estaba pasando esto, no lo creía, pero empezaba a gustarme.
Seguimos moviéndonos, esta vez la canción era para todos, salía de los altavoces de algún bar cercanos, fuimos hacia ella, pero nos paramos otra vez como un resorte en una zona alejada donde nadie podía ver nada.
"Baila"
Y eso hicimos, bailar, la música me llevaba y me cegaba.
Todo cesó tan rápido como había comenzado.
Nada.
Eso pasaba, todo se había detenido. Mi cuello se había parado, ya no iba hacia el imán, ya lo había encontrado. Silencio, solo eso. No había nada más.


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Algo me pasaba, de repente tenía unas ganas enormes de irme de allí, tenía que buscar algo, a alguien.
Deje a mis amigos y toda la tropa con la boca abierta y salí del lugar donde nos habíamos metido esa tarde a la espera de encontrar mejor plan con la tías con las que íbamos.
Había salido por patas no sabía a dónde, solo caminaba, corría, veía caras pasar, desconocidas, intercalando con alguna conocida.
No sé porque entré en aquella cafetería, no sabía ni que existía ni nada, yo no iba ese tipo de sitios, decididamente no. ¡Yo era guay! Todo el mundo lo sabía. Esos sitios no eran mi estilo, pero algo me impulsó a traspasar la puerta y entrar.
Seguí algo, un olor, un sonido, algo y me senté en su mesa, quien era, no lo sabía, nunca la había visto ni la habría conocido o visto de no ser por mi impulso. Era una chica normal, sentada en una mesa en un rincón oscuro, bebía algo, olía bien, ese cappuccino debía estar muy rico. Me senté y la contemple, era normal y corriente, del montón, no llamaba la atención y jamás me habría interesado.
Jamás! No era para nada mi tipo ni mucho menos, pero no sé porque algo me impulsaba a ella, todo en ella me llamaba, era un imán para mi cuerpo, qué pasaba, yo no era así, sí, me gustaban las tías y eso, pero nunca había tenido la necesidad de acercarme y “devorarla” olerla y comprobar cómo sabia. En esos momentos comenzó a sonar una canción de esas antiguas que me sonaba, ella la conocía, se la sabía y comenzó a dejarse llevar por la música, se movía, seguía el ritmo con todo su cuerpo, se movía como una hoja al son del viento, y yo tenía una necesidad imperiosa de hacerlo con ella
De repente, neos porque le dije
"Levántate"
La chica pareció que dudaba, pero solo vi la duda en sus ojos unos segundos, tras los cuales se levantó a toda prisa y me siguió, saliendo del local habiendo yo pagado.
La música seguía en mis oídos, no. No seguía en ellos, nos acompañaba como si fuese una banda sonora, que cosa más extraña, pero me daba igual, solo quería llevarla conmigo a un lugar donde estar solos.
En un momento de nuestra caminata no sé porque le dije
"No lo haces mal"
Y ella comenzó a cantar como si yo le hubiese contestado a alguna pregunta mental, todo esto era muy raro. Su voz no era nada extraordinario, pero a mis oídos sonaba a a gloria, era la mejor voz que había oído. Siguió cantando y bailando, íbamos por la calle y la gente la miraba, para no hacerlo, iba cantando y haciendo cabriolas, su sonrisa destacaba por encima del escándalo que hacía a su paso, y eso me contagió.
Yo, Don. No canto ni bailo a no ser que sea para ligarse a una tía, comencé a cantar y a seguirla, los dos estábamos en un mundo aparte, y entrabamos en una mala zona para hacer ese tipo de cosas. Oh no, en ese lugar todos mis amigos quedaban y todas las tías con las que me había liado o con las que tenía planeado hacerlo estarían allí o sus amigas, ahí madre que estaba haciendo. Pero esa chica era un imán, mi imán y no podía no seguirla y dejar de cantar.
Pasamos de largo, no salude a nadie, el lugar estaba repleto de conocidos y amigos y yo, pasé corriendo.
Corríamos y cantábamos y seguíamos corriendo, a donde íbamos, ni yo lo sabía y eso que era el que dirigía, ella me seguía y hacia todo lo que yo le dijese.
Yo era un imán también para ella. Que estaba pasando aquí.
Entre carreras, canciones, bailes y pensamientos acerca de lo que quería hacerle, que ni yo mismo sabía que era y demás llegamos a un parque, corianos, pasábamos a la gente, la saltábamos, no parábamos, todo al compás de nuestra canción.
Y está cambio de letra, ya no era nuestra propia banda sonora, sino que salía de los altavoces de un barecillo, corrimos hacia ella.
Vi un pequeño lugar y la traje conmigo, allí nadie vería nada, y la música nos llegaba a la perfección, seguimos bailando sin cesar.
Podía oler su piel, su pelo, todo. Notar el sabor de su piel. Todo me empujaba a ella a su sabor, olor y cuerpo, quería fundirme en ella.
Estábamos muy abrazados y de repente, nada. Todo termino. La música no sonaba, su olor se alejaba.

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